Week of April 14, 2024 at San Miguel High School / Semana del 14 de abril de 2024 en la Prepa San Miguel Reflexión Lasaliana #4 Lasallistas de Corazón


Lasallian Reflection #4 Lasallians Hearts on Fire – Our Hearts are Burning Within us. 2018-19

On the WAY They were heading home to Emmaus, back to ordinary life, to their normal occupations and certainties. They both felt confused and defeated as they left Jerusalem behind, looking crestfallen as they walked. Jesus of Nazareth and his message had given meaning to their lives, but everything was sadly over. Returning home to their predictable lives was the best thing they could do. But something happened along the way…

Like them, we ourselves are always going from Jerusalem to Emmaus. Pilgrims like them, we experience breakthrough moments in our lives. Men and women, each of us walking at a different pace, we have different motivations in life and face our own aspirations and circumstances. But we move on together and by association, discovering that God walks alongside each Lasallian. What attitudes, beliefs and values underpin our Lasallian journey?

Engaging in dialogue and accepting ACCOMPANIMENT The two disciples shared their life journey as they walked. They talked and posed important questions. Sad and desolate, their eyes were sightless. But a stranger came up alongside them. He seemed to be unaware of what had just happened in Jerusalem. “It was Jesus, but their eyes were not able to recognize him”1. Jesus listened to them, dialogued and paid attention to their concerns.

Everyday life is like a pathway along which we ask questions, express doubts, find certainties, and engage in important debates regarding our faith and vocation.

Some of us allow people to question our certainties along the way; we listen to them, engage in dialogue and accept their accompaniment. Some of us move ahead with energy and a positive vision, with stamina ready to overcome difficulties, with hope trying to lead a meaningful life.

But still some of us, we must admit, are walking in darkness like the disciples of Emmaus at the beginning of their journey. We wander around as if we were in a labyrinth, without knowing in what direction to go, unable to find the way out. We live moments of confusion, fear, doubt and emptiness, as if the embers that kept our hearts burning had died down. We feel unprotected, abandoned and hardly find answers to the questions arising in our hearts. The answers we did have are no longer useful, as Mario Benedetti says: “When we thought we had all the answers, suddenly all the questions changed”.

The journey seems endless when we feel sad, discouraged and lonely, but it becomes lighter when someone comes along with us. Those who have followed the Way of Saint James (Camino de Santiago), or other pilgrimage routes, know this very well.

We do not walk alone! Jesus is beside us, although sometimes we do not recognize his presence. Like the disciples of Emmaus, we need him to open our eyes. Our Founder wrote: “The road you must follow through this life being so dangerous, you need a guide to walk safely”. (MD 164, 2.1) Those who live next to us can help us discover Jesus at our side. We are called to accompany one another in our communities without sparing means or resources. If we want to grow, we must walk along with someone, moving on together as we share our lives.

RECOGNIZING Him along the way The disciples of Emmaus did not know that Christ had risen. But little by little, the words of the traveler made their hearts burn within them, and hence they invited him to stay overnight. Jesus accepted the invitation and broke bread with them. Gathered around the table, when they finally recognized him, he disappeared, leaving behind the broken bread and the sweetness of his words. By taking the road to Emmaus, every person and each Lasallian will discover that God is always walking at their side.

We know that God wants to be our companion on the way of life. Our Founder reminded us that “Jesus Christ, who is in your midst, will give himself to you, and he will communicate his Spirit to you”. (MD 30.3.2)
rmd.me/cmpEWdgPnjk

As always, if you have any questions or concerns please feel free to contact me,
Brother Jesús M. Lara, FSC – brotherjesus@sanmiguelhigh.org

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Semana del 14 de abril de 2024 en la Prepa San Miguel

Reflexión Lasaliana #4 Lasallistas de Corazón - Nuestros corazones arden dentro de nosotros
En CAMINO Los de Emaús se dirigían hacia su casa. Vuelven a su mundo de siempre, a sus orígenes, a sus ocupaciones de antes, a sus seguridades. Ambos se alejan de Jerusalén con sentimientos encontrados, con perplejidad y fracaso. Caminan cabizbajos. Creían haber encontrado el sentido de su vida en la persona y el mensaje de Jesús de Nazaret, pero sus esperanzas han desaparecido. Para ellos es mejor refugiarse en lo seguro y volver a casa.

Como ellos, también nosotros salimos siempre de algún lugar (Jerusalén) para ir hacia otro (Emaús). Llamados a salir de nosotros mismos, nos convertimos en peregrinos. Hombres y mujeres que caminamos con diferentes ritmos, motivaciones y confrontados entre nuestros deseos y la realidad. Como lasallistas lo hacemos juntos y por asociación, descubriendo a Dios como compañero de camino. ¿Con qué actitudes, con qué creencias y desde qué valores estamos caminando?

Dialogando y dejándonos ACOMPAÑAR Los dos discípulos comparten el camino, lo hacen hablando, haciéndose preguntas importantes. Tristes y desolados, sus ojos están incapacitados para ver. A ellos se les une un caminante desconocido y, aparentemente, ignorante de cuanto había sucedido. “Es Jesús; pero sus ojos no están en grado de reconocerlo”. Jesús dialoga con ellos, les escucha con interés y se interesa por sus preocupaciones.

Es en el camino de la vida cotidiana donde también nosotros nos planteamos los interrogantes, las dudas, las certezas y los debates importantes de nuestra vida, como la fe o la vocación a la que somos llamados.

Algunos nos dejamos interrogar, escuchamos, dialogamos, nos dejamos acompañar e incluso acompañamos a otros. Somos capaces de recorrer el camino con energía y visión positiva, con motivación y deseos de superar cualquier dificultad, con esperanza e intentando vivir la vida con sentido.

Otros, hemos de reconocerlo, caminamos como los de Emaús, a oscuras. Andamos perdidos como si fuéramos por un laberinto sin rumbo, sin salida. Vivimos momentos de confusión, de miedos, de dudas, de vacío, como si la brasa que mantiene el calor de nuestro corazón, se hubiera apagado. Nos sentimos desprotegidos, huérfanos y con apenas respuestas para los interrogantes que aparecen en nuestra vida. Incluso algunas de las respuestas posibles ya no nos sirven, como bien nos recuerda Mario Benedetti “cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.

Un CORAZÓN De La Salle y sus primeros compañeros posibilitaron el nacimiento de nuestra Familia Lasallista. Ellos fueron personas abiertas a la acción de Dios, se dejaron “tocar el corazón” por Él. Sus corazones latían al compás del corazón de Dios y del de los niños y jóvenes más necesitados. Dios les tocó en lo más profundo de su ser y les guio para mover los corazones de quienes iban caminando con ellos. Les regaló la gracia de ser el corazón de un nuevo carisma en la Iglesia y para el mundo.

Éste, como todo carisma, “es una gracia, un don… que es dado a alguien no porque sea más bueno que los otros o porque se lo haya merecido: es un regalo que Dios le hace para que, con la misma gratuidad y el mismo amor, lo pueda poner al servicio de la entera comunidad, para el bien de todos”. Un carisma recibido gratuitamente, como don para el bien de quienes Dios nos ha confiado y son el centro de nuestra misión: nuestros alumnos, especialmente los más empobrecidos. Así lo expresa nuestro Fundador: “Por su celo, procurad dar señales sensibles de que vosotros amáis a aquellos que Dios os confía” (MD 201,2)

Cuando al caminar nos sentimos tristes, desalentados o solos, nos parece que el viaje dura mucho más tiempo. Cuando alguien nos acompaña el viaje se hace más ligero. Esta experiencia la conocen muy bien quienes han recorrido el camino de Santiago u otros caminos espirituales porque no estamos solos.

Dios va con nosotros, aunque no siempre reconocemos su presencia; y quizás, como los de Emaús, necesitamos que Dios nos abra los ojos, para percibir que Él camina a nuestro lado y nos acompaña. Nuestro Fundador escribió: “Como el camino que tenéis que recorrer en este mundo es tan peligroso, necesitáis un guía para caminar por él con seguridad” (MD 64,2,1). Acompañarnos con eficacia: Para descubrirle a nuestro lado, nos pueden ayudar las personas de nuestro entorno. Estamos llamados a acompañarnos en comunidad sin escatimar medios o recursos. Para nuestro propio crecimiento hemos de ir con alguien, caminar juntos y compartir nuestra vida.

RECONOCERLE en el camino Los discípulos de Emaús ignoraban que Cristo hubiera resucitado. Sin embargo, las palabras del caminante habían, poco a poco, hecho enardecer su corazón, de ahí que le invitaran a quedarse con ellos. Jesús aceptó su invitación y repitió para ellos el gesto de tomar el pan, bendecirlo, partirlo y repartirlo. En la mesa compartida lo reconocieron. Y, de repente, Él desapareció. Ante sus ojos quedó el pan partido, y en su corazón la dulzura de sus palabras. El camino que lleva a Emaús es el de toda persona y todo lasallista que desea descubrir cómo Dios lo acompaña en su vida.
Sabemos que Dios quiere ser nuestro compañero en el camino de la vida. Nuestro Fundador lo afirma cuando nos dice: “Jesucristo, que está en medio de nosotros, se nos dará y nos comunicará su Espíritu” (Cf.MD 30,3,2.)
rmd.me/oOTh0FhJaH8

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